lunes, 25 de mayo de 2015
Antes de derrumbar mi felicidad.
Sería injusto escribir que fuiste tú quien se fue al final, porque no fue así, fui yo quien dejó las maletas hechas, mientras te descosía cada puntada que le di a tu corazón roto cuando apenas llegaba tocando la puerta -como una principiante-. Hay abrazos donde se escucha un derrumbe, y así sonó la primera vez que te abracé, pude sentir cuán destrozado estabas. Y me dijiste que fue porque te miraste por dentro y no supiste soportar todo ese dolor. Siempre le escribo a quien se fue, a veces soy demasiado cobarde para aceptar que yo también he sido quien ha dejado todo en el suelo: los sentimientos, las ilusiones, los planes del otro. Juro nunca quise borrarte la sonrisa, es muy bonita, te lo dije no sé cuántas veces. Y tú nunca me creíste. No quería que se escuchara el portazo, por eso decidí irme sin hacer ruido, pero ahora entiendo que eso se escuchó peor aún. Yo también he sido la hija de puta más grande en la vida de alguien. Yo le fallé a un chico que lo dio todo por verme feliz, que se falló a sí mismo para no fallarme a mí. Pero he de decir que fui aquella que mientras se iba volteó a ver segundos antes de que el telón se cerrara, antes de que la página me cortara, antes de que todo fuese destrucción y tinieblas. Hoy ando cuesta abajo, entristeciendo a los pájaros en el parque contándoles nuestra historia y entonces me reprochan. La gente dice que estoy loca al hablarles de ti y es la misma que me dice que te deje cicatrizar, lo que no saben es que esta vez fui yo quien dejó la herida. Tú no vales un millón, tú vales los sueños de un soñador, las ganas de un emprendedor, las caricias de una madre. Todavía tengo rastros de aquellas noches y trataba de diferenciar el sonido de tu risa con el de la brisa. Nos mirábamos sin decir una palabra y la luna soñaba con un eclipse: el de dos que se miran en silencio mientras se burlan de la vida. Esta vez fui yo quien se marchó. Siento mucho haberte causado un dolor imperial.
domingo, 24 de mayo de 2015
No es como piensas.
No me engañaste y no fui tuya, eso pensabas cuando iba a visitarte por las noches a charlar un poco, sabía que entre ese ''no puedo'' no habita que tenías muchos planes si no era de un ''alguien'' pero esta bien, no doliste y no dolerás.
Fue bueno cuando dije que ya no me daban ganas de verte y ni de estar contigo, me aleje porque intentabas cambiarme a tu forma, a cosas que no me agradaban como un partido de fútbol soccer, te dije que el interés tenía pies y tu interés fue tan nulo como mis ganas de volver a buscarte.
Era accesible para ti, era tan fácil decirme la verdad, sin tus rodeos, sin tus ''hay que vernos, pero ven'', tendrás el cuerpo y miles de chicas que darían lo que fuera para un ''acoston'', tenías tantas chicas que te daba igual si me quedaba o me marchaba.
domingo, 10 de mayo de 2015
Eres fuego.
Eres como esas ráfagas de fuego que juegan dentro mi infierno, junto con los demonios que habitan en mi cabeza.
Eres fuego y ardes dentro de mi, no quemas y eso me gusta, eres cálido cuando me abrazas. Tengo miedo de que me abraces y te causes una herida con algunas de mis espinas.
Mi objetivo no es dañarte, ni intento hacerlo. Quiero que estés seguro en esta jaula de seda que es tu casa. No intento atraparte o dejarte encerrado.
Te conocí libre y así serás, libre como el humo que se escapa entre mis labios, eres agua que cae de la lluvia y se escapa entre mis dedos, me encanta poder palparte y así saber que aún eres libre.
Supongo que eras esas palabras que no me consolaban, estoy vacía, rota y jodida, pero tu provocas que saque lo mejor de mi para obsequiártelo.
Mientras que yo soy poema tu eres un libro, mientras que yo soy café tu eres insomnio. Tantas cosas infinitas que sobrepasan las mías.
Le pido a usted una disculpa, es tan complejo acomodar mis ideas cuando tengo la perfección absoluta ante mi.
Mis defectos son muchos y los has notado, tengo miedo que descubras aquellos que había dejado en algún bar, hundido en una botella de licor.
No sé si sea un defecto o una virtud, pero esto de quererte tanto no es normal y menos para mi mente tan desfrenada. No me pidas que deje de quererte para que mi cabeza quede cuerda.
Yo quiero ser cuya persona sólo te quiera con locura, así como mi forma extraña querer.

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