
domingo, 10 de mayo de 2015
Eres fuego.
Eres como esas ráfagas de fuego que juegan dentro mi infierno, junto con los demonios que habitan en mi cabeza.
Eres fuego y ardes dentro de mi, no quemas y eso me gusta, eres cálido cuando me abrazas. Tengo miedo de que me abraces y te causes una herida con algunas de mis espinas.
Mi objetivo no es dañarte, ni intento hacerlo. Quiero que estés seguro en esta jaula de seda que es tu casa. No intento atraparte o dejarte encerrado.
Te conocí libre y así serás, libre como el humo que se escapa entre mis labios, eres agua que cae de la lluvia y se escapa entre mis dedos, me encanta poder palparte y así saber que aún eres libre.
Supongo que eras esas palabras que no me consolaban, estoy vacía, rota y jodida, pero tu provocas que saque lo mejor de mi para obsequiártelo.
Mientras que yo soy poema tu eres un libro, mientras que yo soy café tu eres insomnio. Tantas cosas infinitas que sobrepasan las mías.
Le pido a usted una disculpa, es tan complejo acomodar mis ideas cuando tengo la perfección absoluta ante mi.
Mis defectos son muchos y los has notado, tengo miedo que descubras aquellos que había dejado en algún bar, hundido en una botella de licor.
No sé si sea un defecto o una virtud, pero esto de quererte tanto no es normal y menos para mi mente tan desfrenada. No me pidas que deje de quererte para que mi cabeza quede cuerda.
Yo quiero ser cuya persona sólo te quiera con locura, así como mi forma extraña querer.

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